Fue diseñado por el matemático William George Horner, en 1834. Horner lo llamo Daedaleum. Constaba de un cilindro hueco con rendijas verticales en su parte superior y en cuyo interior se colocaba una banda de dibujos, situados a la misma distancia entre ellos que la que existía entre las rendijas del cilindro. Ese soporte se colocaba de manera que los dibujos quedaran entre las hendiduras, con lo que al girar el cilindro y mirar a través de las rendijas, cada uno de ellos se percibía durante una pequeña fracción de tiempo por la rendija diametralmente opuesta.
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